Partidos oficiales 13-14

 Total partidos 651
 Partidos jugados 651 100%
 Partidos ganados 316 60.65%
 Partidos perdidos 205 39.35%
 Puntos a favor 33026 63.39
 Puntos en contra 28146 54.02
 Diferencia puntos 4880 9.37

 

Noticias por equipos 2013-2014

Así viví el Campeonato de España Cadete Femenino

ce150Nuestra historia comienza una noche como cualquier otra, de esas que te rompes la cabeza para saber que tienes que poner dentro de la maleta, qué usarás, qué necesitarás... y de repente te das cuenta que tu maleta ya está llena de ilusión, de felicidad por los momentos vividos toda la temporada. Y por tanto ya te da igual que poner dentro porque serías feliz hasta viviendo en una isla desierta sin nada ni nadie a tu alrededor, pero con esa sonrisa tonta en tu cara que ya nadie puede borrar. Pero al final meto las banderas o no, venga pa dentro, y la bufanda BSA también.

Maleta en ristre, nos dirigimos al aeropuerto, a los mostradores de nuestro mentor Air Europa, donde empezaron a llegar nuestras pequeñas flores vestidas de color rojo. Acompañadas por sus padres. Era fácil adivinar quienes de ellos viajarían con nosotros, por sus caras de "me voy de viaje" o de "dentro de media hora empiezo a trabajar". Como es tradición realizamos las fotos de rigor, esas que rápido aparecen en twitter acompañadas de la escueta frase "En breve a Tenerife, Campeonato de España". Y a facturar. Bueno eso era un mero trámite ya que entre nosotros contamos con el crack aeropuerto que lo había dejado todo atado y bien atado. La expedición no estaba completa ya que nuestra segunda capitana y el crack aeroportuario se incorporarían al día siguiente, supongo que con un jet privado.

Iniciamos, pues nuestro camino hacia los controles varios que había que pasar y que pasamos sin ninguna dificultad porque nosotros somos gente muy responsable y llevábamos todo como hay que llevarlo. Evidentemente nuestro reportero Toni iba inmortalizando cada uno de los momentos, para que no olvidásemos nada de esta experiencia tan bonita. Llegados a la puerta de embarque las chicas montaron la timba con un juego que se haría famoso todo el campeonato y que se llama algo así como "el lobo". A saber que es.

El viaje de la ilusión

Y llegó la hora de subir al avión. Yo, con mi conocido amor a los altos vuelos, me quedé hasta el final, también, en parte, porque como soy un pasajero selecto (un bussines man), tenía la fila uno. Primera etapa hasta Madrid, no demasiado larga, y por tanto al menos yo aguanté el sueño pensando en el largo vuelo africano que nos esperaba después. Las atenciones de la azafatas fueron impresionantes, que amor a su trabajo de esta gente, no te dejan ni un segundo sin ser atendido: ¿un poquito de agua?, ¿un zumito?, ¿unas almendras?... Señorita es usted muy simpática pero en la siguiente hora no me ofrezca más almendras ni cacahuetes y déjeme dormir un poco.

Con estas se llegó a Madrid, con un vuelo bastante turbulento, pero estábamos allí. Bajarse del avión y en menos de media hora volverse a subir, al mismo, en el mismo asiento, con la misma azafata de los cacahuetes, pero ahora no serían cincuenta minutos sino casi tres horas. Si es que parece que Tenerife está en el fin del mundo. No se llega nunca. Miras por la ventanilla y sólo ves agua y agua. Llega un momento que ya no sabes cómo poner las piernas, que te sabes de memoria los anuncios que ponen por las pantallitas del avión (impresionante lo de Son Atem).

Varios asientos más atrás la expedición se entretenía en sacar fotos a las nueves, a los que dormían y en distintas conversaciones, todas ellas muy profundas como podéis imaginar. La que dio para más fue una conversación de talante curinario, sobre cuál era el plato típico de Mallorca. Tras mucho discutir sobre el tema se llegó a la conclusión que la paella, según los estudios de la máster chef Viki. Sin duda gran conocedora de la cocina mallorquina.

El viaje se hizo eterno, pero al fin habíamos llegado sanos y salvos a Tenerife Norte. Recogimos las maletas y nos esperaba el autobús para llevarnos al hotel, que estaba en Tenerife Sur. Al salir comprobamos que no es oro todo lo que reluce ni sol todo lo que hay en estas islas, porque llovía y hacía un viento que hizo que algunos recordásemos que no habíamos llevado ninguna prenda de abrigo. El conductor del autobús ejerció de osado profeta y dijo, "tranquilos en el Sur hace mejor tiempo". Pos vámonos pal sur.

Nos invitó a subir a la "guagua", amarilla para más señas. Alguna de nuestras chicas no entendió bien las señas y pensaba que tenía que viajar subida en una perra de color amarilla, menos mal que pronto se puso al día en el idioma de estas islas. Por tanto subimos en la guagua y nos desplazamos por una isla llena de subidas y bajadas, de montañas, de viviendas que parecen colgar de las laderas de las montañas, de poblaciones que no se sabe ni cuando empiezan ni cuando acaban y sobre todo viento, much0o viento.

Ya en el sur se demostró que nuestro conductor de guaguas conoce bien las carreteras de Tenerife pero no el tiempo meteorológico, pues de calor nada, zumbaba un viento huracanado que casi no nos permitía andar hasta el hotel. Oh el hotel, el Catalonia Puerto de la Cruz, de cuatro estrellas, dicen (yo lo dejaría en tres), alejado de toda civilización, por aquello de que los equipos vivan concentrados en el Campeonato, con buenas vista eso sí, con el mar y la playa al lado (cualquiera iba con este viento).

El hall del hotel estaba lleno de grupos de chicas ataviadas con los colores de sus respectivos clubes. No nos habíamos confundido, era allí. Los que si se habían confundido eran los del hotel. Nada que ver nuestra petición de habitaciones con la distribución que ellos tenían hecha. Ahora todas eran dobles, que problema, ¿Dónde metíamos a las familias que iban en triples o pero aún a los padres que iban sueltos (crear parejas podía acarrear problemas matrimoniales al llegar a Palma. Tras varios minutos de discusión, tras varias llamadas, conseguimos que nos diesen algunas habitaciones individuales (no se preocupen los maridos o esposas que quedaron en Palma) y el resto dobles, hasta el día siguiente que nos pondrían algunas triples. Eso sí, la distribución fue por todo el hotel. Los padres ni se contaros, pero el equipo quedó todo en la planta primera con Merion y Lucía, mientras la habitación de Viki y Lourd, más la mía fue llevada al destierro, o mejor casi a la luna, en la planta nueve. Cuando llegué a la habitación comprobé que me habían colocado justo en la esquina y en el último piso. Salí a la terraza y aquello no era viento, era un huracán recién llegado del Teide que me visitaba para darme la bienvenida. Cuan Indiana Jones até la cuerda fuerte a la pata de la cama para poder moverme sin riesgo de que fuese absorbido por aquella ventolera. Y es que ya habían sido bastantes horas de vuelo y no quería tener ninguna más.

Raudos nos dirigimos al comedor, con bastante hambre. Por allí había pasado ya todo el ejército de hambrientas jugadoras que habían saqueado el buffet, un buffet variado, la primera noche, después se fue repitiendo comida tras comida la misma variedad. Tras la cena y un rato de descanso, poco porque era tarde, nos reunimos para tomar conciencia de lo que era un Campeonato de España, ya que muchas de estas chicas ni se lo podían imaginar, por lo que iban a alucinar en las jornadas siguientes con lo que se encontrarían allí. Principalmente les aconsejé que no perdieran la oportunidad, que se les pasaría sin darse cuenta y que luego se arrepentirían de lo que no habían vivido. Y se fueron a reflexionar profundamente víctimas de la emoción y sobre todo del cansancio. Eso sí, me dejaron los móviles, sin alarmas, todo recogiditos en una bolsa.

Yo sin agua no soy nadie y las máquinas de hotel estaban todas agotadas, por lo que tuve que volverme a poner el sobrero de Indiana y montar una expedición que afortunadamente no tuvo que ser larga ya que a cincuenta metros del hotel descubrí una tienda de esas que tienen de todo, vamos la típica tienda para guiris. Por el camino me ocurrió un episodio cuando menos curioso. Resulta que estaba yo en la puerta del hotel con los móviles en una bolsa, que dejaba ver su contenido y había un alemán, concluyo por su lenguaje, aunque no me extrañaría que tuviese don de lenguas, ya que estaba bastante perjudicado por el alcohol, de hecho se ladeaba un poco, que también podía ser por el viento. Pues bien, dicho sujeto etilizado, me observaba sin quitarme ojo y de repente cuando observó que empecé a caminar, él salió detrás de mí gritando, aunque evidentemente yo no lo entendía. Después se puso delante y no me dejaba pasar, bueno lo intentaba, porque evidentemente en su estado no estaba para detenerme. Señalaba los móviles y gritaba. A empujones conseguí llegar hasta la tienda y él detrás o al lado o delante de mí, porque estaba inestable. Se puso a dialogar o mejor a vocear con el dependiente y tras cruzar unas palabras con él se marchó. Raro, raro, raro. Pregunté al dependiente qué era lo que quería y me confirmó que el vigilante alemán pensaba que yo había robado los móviles y quería llamar a la policía. Normal el error, llevaba trece móviles en la bolsa y además él veía doble, o sea que eran veintiséis. Compré mi agua y me marché a escalar el hotel hasta la planta nueve para meterme en la piltra que falta me hacía a estas horas ya.

El debut

Comenzaba el segundo día temprano para los aventureros como yo que decidieron ir a ver a los otros dos rivales de nuestro grupo, el Plasencia y el Azkoitia, en el partido que se jugaba a las nueve de la mañana. La ida fue una odisea. Cuando llegué a la guagua de la organización resultó que estaba llena y tuve que buscarme la vida por mi cuenta. Tenía que llegar hasta el pabellón Santiago Martín, en La Laguna y para ello esperé inútilmente que pasase algún taxi. Seguramente estaba un poco dormido ya que días después descubrí que al lado del hotel había una parada de taxi, justo en la dirección contraria a la que yo tomé. A eso de las ocho de la mañana, mis ayudantes habían quedado en tocar diana a nuestras jugadoras. A esas horas llevaba yo ya un rato esperando, hasta que Dios me mandó un ángel, en forma de joven trajeado con el nudo de la corbata aflojado, que según me contó venía de la fiesta de su graduación. Que crack el tío. Al menos supo indicarme que para llegar a La Laguna, primero tenía que ir a Santa Cruz y que la guagua para aquel lugar pasaba por allí en unos minutos. Aviso una cosa, esta gente tienen un concepto del tiempo muy particular, porque unos minutos supusieron casi cuarenta y cinco minutos. En fin conseguí pillar la guagua y llegar a Santa Cruz donde estaba la estación en la que acababan y comenzaban todos los recorridos de la isla. Cambié de guagua y me subí a la que me dejaría en La Laguna, siendo avisado por la conductora guagüera que me dejaría un poco lejos del pabellón. ¿Un poco? La madre del pavo o del pío pío canario. Me dejó en la mitad de una autopista alejado del mundanal ruido y caminé y caminé hasta que por fin encontré el pabellón. La siguiente dificultad era encontrar por donde se entraba en tan monstruoso edificio. Varias vueltas le di hasta que por fin conseguir adentrarme en él. Era inmenso y precioso, un buen sitio para debutar en un Campeonato de España.

Vi un poco de partido, no mucho porque tanto había tardado en llegar que nuestro equipo apareció en la guagua oficial del campeonato a los pocos minutos. Traían la acreditación, curioso ya que a mí también me las habían dado, por lo que al tener el doble hicimos algunas trampas con ellas, como que las infantilillas pasearon todo el torneo con la acreditación de técnicas y así pudieron sentarse en el banquillo. Algún padre también se hizo técnico para poder estar a pie de pista sacando las fotos.

Cómo era de imaginar, las chicas alucinaban con todo lo que les estaba pasando. Había llegado la hora de ver que había otro baloncesto lejos del mallorquín, no sólo por la distancia, sino por la calidad, el físico y sobre todo el ritmo. Nos enfrentábamos al Colegio Brains, segundo clasificado de Madrid, casi na. En el vestuario todo era como yo se lo había pintado, incluida la mesa de masajes. Nos preparamos para nuestro primer envite y saltamos a la pista con muchas incógnitas sobre lo que nos íbamos a encontrar. A primera vista no eran muy altas. Eso si, nos habían informado de que eran muy rápidas y agresivas y que tenían dos jugadoras que destacaban, ambas de la selección madrileña. Pronto nos dimos cuenta de lo que iba a ser este campeonato. Al minuto cinco ya perdíamos 2 a 13 y en el primer cuarto nos habían metido cuatro triples. Su presión era asfixiante y la velocidad a la que jugaban difícil de aguantar para nosotros que aún no nos habíamos quitado los nervios iniciales. En el segundo cuarto dimos un pequeño arreón que nos colocó a nueve puntos, pero fue un espejismo y a partir de ese momento la diferencia sólo hizo que crecer. Al final 42 a 75 y ya sabíamos lo que era jugar un Campeonato de España. No pudimos salir satisfechos porque no habíamos hecho todo lo que estaba en nuestras manos, la diferencia no era tan grande, pero ya no había solución. Al menos nos dieron un plátano y un zumo a cada uno, algo que se repetiría cada día después de los partidos, para reponer fuerzas.

Después de la ducha salimos a buscar la guagua, para volver al hotel e ir a comer. No fue una comida con demasiados ánimos, menos mal que a la mitad de la misma llegó nuestra segunda capitana, Laia, que venía cargada de energía y graduada (me pregunto si estuvo en la misma graduación que el chico de la mañana). Tras la comida fuimos a las habitaciones a estudiar, o eso espero. Yo pensaba ir a ver partidos mientras ellas pasarían la tarde de paseo, tras el estudio. Cuando llegué a mi habitación me caí encima de la cama y me perdí el primer turno de partidos, pero si me apunté al segundo. Subí a la guagua con otros equipos y nos llevaron al pabellón del Náutico de Tenerife, donde nos tocaba jugar al día siguiente. Allí pasé la tarde viendo partidos y alucinando con una jugadora de Córdoba, de no más de 1,60 de altura que era una máquina en este deporte.

Se nos hizo tarde y cuando llegué al hotel, el equipo ya había cenado por lo que decidí unirme al grupo de los padres, donde ya se había incorporado el crack del aeropuerto, por lo que ya estábamos todos. Era el momento de rearmarnos y buscar fórmulas que nos aumentasen la ilusión para afrontar el segundo partido. Incluso hubo tiempo para tomar un "cafetet", antes de ser reclamado por mis ayudantes que pedían que subiese a dar la charla de buenas noches.

En la habitación de Merion y Lucía estaban ya todas esperándome, con mi silla reservada, con ganas de escuchar mis palabras celestiales. Pero no fueron muy celestiales, les hice ver que habían perdido la primera de las oportunidades de disfrutar jugando contra equipos de tanto nivel, porque hoy no habíamos sido el equipo luchador e ilusionado que solemos ser y que no nos merecemos venir aquí para hacer el ridículo. Mañana sería la segunda oportunidad y por encima del resultado estaba la necesidad de acabar el partido satisfechos de haberlo dado todo. Así nos retiramos a nuestros aposentos a descansar.

El día después

La idea inicial del segundo día, era para mí la misma que el día anterior, irme con el primer grupo a ver el partido de nuestros rivales, pero cuando sonó el despertador a las 6:30 a.m. mi cuerpo sólo pedía cama, por lo que decidí quedarme a cumplir con el horario del equipo. Nos levantamos a las 8:00 a. m. y tras el desayuno, siempre ligerito (huevos, bacon, salchichas, todo tipo de bollería... y mojo picón, la rica salsa canaria), partimos hacia el pabellón del Náutico de Tenerife. Era este un pabellón mucho más cerrado, más pequeño y con pocas gradas, pero para los que éramos sobraban.

Nos tocaba el campeón vasco que en la primera jornada derrotó con facilidad al Plasencia y que ahora nos quería envestir a nosotros. Pero hoy la cosa no iba a ser tan fácil. Salimos a la pista mucho más mentalizadas con lo que teníamos que hacer y eso provocó que al final del primer cuarto el marcador reflejara un empate. Era impresionante ver a nuestras chicas jugar al ritmo del Azkoitia, sin nada que envidiarles. Ellas tuvieron que poner toda la carne en el asador lo que hizo que endureciesen su defensa dejándonos en cinco y cuatro puntos en el segundo y tercer cuarto. El partido se nos había ido, aunque aún conseguimos acercarnos en el último cuarto, pero las fuerzas ya no nos daban para más. El resultado final fue para el Azkoitia ISB por 44 a 29. La diferencia es que esta vez pudimos estar satisfechos de lo que habíamos hecho en la pista. En fin ganamos lo mismo, un plátano y un zumito.

Vuelta al hotel, comida y estudio, cosas tradicionales. Para después del hotel, las delegadas y las chicas habían previsto irse de compras al centro comercial de Santa Cruz, idea a la que se unió la parte femenina de los acompañantes. Yo por mi parte seguí con el maratón de partidos. Esta vez acabé en el polideportivo Ríos Tejera, que sería nuestra sede al día siguiente. Pero volvamos a las compras que son más interesantes. Evidentemente yo no estaba presente pero desde allí me llegaban ecos y sobre todo fotos de las probaturas de nuestras modelos. Todas cargaron con algo, que cosa esto de ir de tiendas, como si en Mallorca no hubiese. Algunas, viendo la altura de nuestros rivales pensaron en comprarse unos buenos calzos para subirse en ellos, afortunadamente no iban a juego con nuestro traje de juego.

Terminamos la tarde con la cena un poco antes de lo normal ya que esta noche había que acostarse pronto porque a las 6:30 a. m. tocaba levantarse ya que el tercer partido era a las 9:00 a. m. Tras el paso por el karaoke, junto al resto de equipos y los ancianos del lugar, tras dar la nota un rato, que para eso si valemos, a eso de las 22:30 nos reunimos para aunar nuestra fuerza y nuestra ilusión de cara al último partido, o quién sabe si no sería el último, para ellos sólo había que ganar de 48 y esperar una victoria vasca, esto segundo no era descabellado, lo primero...

El último partido

Tanto el desayuno como el viaje en la guagua, fueron muy silenciosos, seguramente por la gran concentración de las nuestras y quizás por el sueño que nos acompañaba. Nos tocaban mis paisanos de Plasencia, un buen equipo que tenía la clasificación en su mano con tan solo ganarnos. Tienen una jugadora de selección española y un buen grupo, luchador y con calidad, aunque afortunadamente no eran demasiado altas. Nuestro equipo estaba muy mentalizado, era nuestro último partido, el final de una gran temporada y queríamos dejar el pabellón bien alto. Las colegiadas, dos chicas, se pusieron ya desde el inicio tiquismiquis con los números de las camisetas, por lo que tuvimos que arreglarlo con esparadrapo pintado, un desastre. El partido comenzó bien, se veía desde el principio que en frente había un buen equipo, pero que las nuestras les iban a plantar cara. La defensa de Alicia sobre la estrella plasentina fue espectacular dejándola en dos puntos durante el primer cuarto. Iba a ser una gran despedida, más allá del resultado.

Pero de pronto todo se truncó. Corría el minuto siete del primer cuarto, cuando en una acción ofensiva de Coloma, se queda lamentándose tras fallar y yo con mi habitual suavidad le grito "bajaaaa" y sonó el silbato y saltó la sorpresa. Al mirar hacia atrás veo a una colegiada que me señalaba técnica. Aluciné yo, el público, el entrenador contrario, el delegado de la Federación Española y hasta el señor del bar. No me lo podía creer y pensé seguro que no habla mi idioma y ha entendido algo raro y por ello la técnica. La otra colegiada me dice que ya está hecho y no tiene solución, como diciéndome se ha confundido pero tendrás que aguantarte. Y yo me aguanté pero volví a hablar con Coloma diciéndole "baja a defender que si no te grito y me pitan técnica". A esto la segunda colegiada, la que parecía controlar la situación rota por su compañera, se gira y me vuelve a indicar técnica. Entonces comprendí que eran amigas de Coloma y que les parecía mal que yo le corrigiese. En fin la regla de tres era clara, ellas se confundieron y yo me iba fuera. Es como aquel que se confundió y dijo "me he confundido, somos tontos". Allí dejé sólo a mi equipo, sin que Mariona con ficha de delegada se pudiese levantar ni pedir tiempos muertos. No hay mal que por bien no venga y Gloria tuvo que asumir los papeles de jugadora, capitana y entrenadora con lo que ganó una gran experiencia. Dejando de lado las bromas, nos acababan de arrancar nuestra ilusión, la posibilidad de disfrutar de nuestro último partido. Escondido en una escalera veía a las chicas sufrir, sin saber qué hacer y se me caía el alma a los pies. No merecía un final así, pero era el que iban a tener. A partir de ese momento no hubo partido y nos ganaron con facilidad, con más facilidad de lo que hubiese pasado de haber sido todo normal. El resultado fue de 38 a 71. Lo siento mucho por ellas, pero ya no se puede hacer nada.

Al acabar el partido como estábamos eliminados, nos impusieron las medallas por haber participado en el Campeonato mientras nos coreaban tanto nuestra afición como la afición extremeña, bueno dos madres que eran toda la afición extremeña. Las medallas se recogieron entre lágrimas porque las chicas se dieron cuenta de que las historia de este equipo se había terminado.

Para el día de hoy había una actividad especial en la que únicamente no participamos dos chicas y yo, que tras el partido regresamos al hotel en la guagua. Era el día para acabar en lo más alto y por eso la expedición, subió hasta el Teide, ni más ni menos, en una guagua que alquilamos o algo parecido. No pude disfrutar de la experiencia pero todos vinieron encantados del espectáculo natural al que asistieron. Montaron en teleférico y subieron por encima de las nubes, lo que afectó a alguna pequeña de la expedición que cayó desplomada al suelo por el mal de altura.

El trío del hotel decidimos ir después de la comida al Pabellón Santiago Martín para presenciar algunos partidos, pero no nos dejaron subir a la guagua oficial. Tuvimos que buscar un taxi y desplazarnos hasta allí. Neus que había pasado la mañana durmiendo, no paró y en el trayecto del taxi siguió dando cabezazos de mi hombro al de Marta, que marmota. Vimos un par de partidos y esperamos la llegada de toda la expedición que vendrían a las 19:00 para ver al Canarias de Iris Junio frente a nuestras amigas del Claret.

A eso de las 18:30 llegó la expedición del Teide, y venían cargados de bocadillos, por lo que merendamos tranquilamente antes del partido. Poco tuvo de especial el partido, más que ver la calidad del juego de las canarias que parecen de otra galaxia comparadas con el resto de los equipos. Al menos sirvió para que nuestras chicas se hiciesen fotos con alguna componente del equipo canario. Ni que decir tiene que la más buscada fue Iris, que verdaderamente se portó como una profesional rodeada de sus fans, aunque en esta ocasión eran jugadoras de su misma edad.

Tras el partido nos acercamos a la guagua para desplazarnos al hotel. Hacia el típico viento tinerfeño y un frío que pelaba. La mitad del equipo partió con los coches de alquiler de los padres. Hasta ahora no habíamos mencionado los coches de alquiler pero merecen una breve mención, con más de doscientos mil kilómetros a sus espaldas, creo que pisaban suelo y ayudaban a frenar o a empujar los que montaban en ellos. Por lo menos les aguantaron todo el Campeonato. Los que quedamos en el pabellón pudimos subir a la guagua para regresar al hotel.

Tocaba la última noche y ya se sabe, cuando al día siguiente no hay que competir empiezan las ganas de hacer algo esa noche. En este equipo había algunas de las jugadoras que la temporada pasada habían vivido aquella maravillosa noche en el hall y querían repetirlo. Yo desde el principio aposté a que no saldría porque eso es algo que sale espontaneo y que si lo buscas no se consigue. Pero me equivoqué. A eso de las 23:30 nos fuimos a un rincón del hotel, donde había unos butacones para ver la televisión, era un lugar perfecto, alejados de todo el mundo al que podíamos molestar y sobre todo de todos los que nos podían molestar. Y empezó la charla del cuerpo técnico y las catorce jugadoras, bueno trece porque Neus siguió haciendo de marmota y aunque su cuerpo estaba presente, su espíritu no. Paula que el año pasado se lo perdió, porque sólo dormía, era la más interesada en no perdérselo este año. Empezamos suave, examinando el Campeonato que habíamos hecho y todos coincidimos en la misma idea de que no habíamos estado a nuestra altura, que aunque los rivales eran muy fuertes, si podíamos haber hecho un papel mejor. Esperemos que esto les sirva de enseñanza para los siguientes campeonatos que puedan llegar a jugar. Después yo les hice ver que el próximo año es muy importante para ellas y que estén en el preferente o en el especial, no pueden relajarse y tirar por la borda todo el trabajo que habían realizado este año.

Una vez acabado el resumen del Campeonato pasamos a temas más profundos y sensibleros, si bien antes alguna hizo un viaje al baño en busca de montones de papel, por la que se avecinaba. Y verdaderamente se volvieron a vivir momentos mágicos donde todos contamos nuestras experiencias y nuestros sentimientos tanto de esta temporada como de toda su vida deportiva. Se aprende mucho con estas cosas, porque consigues que las jugadoras lleguen a decir lo que esto seguro que no han contado a nadie. Os aseguro que como entrenador te das cuenta de muchas cosas que haces mal o que haces bien a lo largo de una temporada cuando las oyes hablar porque ves cuando han sufrido de verdad, que les ha quedado dentro de su corazón clavado y que les produce dolor cuando lo sacan fuera y también que es lo que les ha hecho más feliz. Parecen pequeñas pero os aseguro que ellas también tienen muchas lecciones que darnos y muchas veces no tenemos ocasión de escuchar a los jugadores. En fin, volvió a ser bonito y volvió a surgir. A eso de las 3:00 de la mañana nos retiramos a descansar, aunque alguna no estaba por la labor e hizo que Merion tuviese que salir a repartir justicia.

La vuelta

En el día de hoy nos levantamos más tarde ya que no teníamos que competir, por desgracia. Tras el desayuno y hacer las maletas varias decidieron ir a la piscina, a pesar del viento tinerfeño que no paraba, mientras otras volvieron al rincón de la noche anterior a jugar a las cartas, a eso del lobo. Al final todas acabaron en aquel rincón, donde también me encontraba yo empezando esta crónica. Así hasta las 12:00 del medio día en que subimos a por las maletas y tras dejarlas en una habitación preparada para tal evento, fuimos a comer. Nuestra última comida en Tenerife, el último mojo picón que te dejaba la tarde entera con reminiscencias de su sabor, el último plátano quizás y como no la siempre presente gelatina (no quiero mal pensados). Con una guagua de color amarillo pío pío, raro por este sitio, nos volvimos pal norte y el pánico se apoderó de nosotros, al menos de mí Al llegar al aeropuerto este no existía, estaba totalmente cubierto por la niebla. Por un lado me angustiaba volar así, por otro me esperanzaba la idea de que el vuelo se suspendiese y nos tuviésemos que quedar más días allí. Lástima esto último no ocurrió, los pilotos son tan buenos que son capaces de alzar el vuelo con los ojos tapados aunque fuese por la niebla como esta ocasión. En fin alzamos el vuelo y yo me volví a convertir en un bussines man y la azafata volvió con el agüita, el zumito y las almendritas... como si ya lo hubiese vivido esto. El vuelo fue plácido sin dificultades, incluso llegué a dar alguna cabezadita y algunas de nuestras jugadoras muchas cabezaditas ya que no abrieron los ojos en todo el viaje. En Madrid nos bajamos para volver a subir, ya que el avión era el mismo, y como tal la azafata, el agüita, el zumito y las almendritas... Lo que si cambió fue el cielo ya que Mallorca estaba cubierta por unas gruesas nubes que nos hicieron tambalear en algún momento, pero nada que no se pueda aguantar. Por fin tocábamos tierra mallorquina.

Recogimos nuestras maletas, hicimos las últimas fotos, el último grito, mandamos salir a los padres para que se unieran al grupo que nos esperaba fuera y salimos juntos en grupo, orgullosos tras una gran temporada. Abrazos, besos, agradecimientos, alguna que otra lágrima y a los coches, cada uno a su casa. Pero yo me quedé quince minutos más mientras me venían a buscar, para pensar en que había sido una gran experiencia, una gran temporada en la que habíamos conseguido lo más importantes que es ser muy felices alrededor de un balón.

Se acabó todo, se acabó esta temporada, se acabó este equipo y para muchas se acabó la categoría cadete. Pero ¿hay una forma mejor de acabarla? Ha sido un trabajo y un éxito de todos. En primer lugar de los padres que lo han vivido y han estado apoyando en todo momento y han sabido ilusionarse con sus hijas como los que más. Por supuesto como no de las chicas que han dado un ejemplo de superación, de venir de la nada para llegar a lo más alto y todo ello con dos ingredientes: la ilusión y el ser un equipo donde reine el interés común por encima del individual. Y también algo hemos aportado el cuerpo técnico, que les hemos intentado transmitir los valores en los que creemos que tiene que cimentarse este deporte y que un día vivimos ellas como jugadoras y yo como su entrenador. Lo que más me orgullece siempre es ver como un equipo limitado, muy limitado en algunos aspectos es capaz de suplirlo todo con ilusión, trabajo y cariño entre sus miembros. Esta temporada será ya inolvidable para nosotros y a todos los que me preguntan cuál es el secreto sólo puedo decirles que no hay secretos, que sólo se pueden hacer cosas grandes cuando no hay egoísmo y cuando se confía ciegamente en los demás, empezando por las decisiones que toma el entrenador, que por supuesto es el primero que debe darlo todo y contagiar su ilusión a los demás. Cuando todos reman en una dirección es más fácil conseguir las metas, incluso mayores que las marcadas de inicio.

Gracias a todos por esta temporada y recordad siempre cual es el camino y que si una vez fuisteis capaces de recorrerlo, es evidente que lo podéis volver a recorrer. Cuando no podáis porque vuestro ánimo decaiga, porque no os queden fuerzas, porque no seáis capaces con vuestras virtudes entonces es la hora de jugar con el corazón, como cada día nos repetía Laia. Cuando las cosas no os vayan bien y lo veáis difícil, cuando tengáis ganas de abandonar, pensad en esta temporada y os daréis cuenta que todo merece la pena, que todo es superable y que quien busca la felicidad la termina encontrando.

 

Partidos oficiales 13-14

 Total partidos 651
 Partidos jugados 651 100%
 Partidos ganados 316 60.65%
 Partidos perdidos 205 39.35%
 Puntos a favor 33026 63.39
 Puntos en contra 28146 54.02
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