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Categoría: Cadete femenino A

Publicado: Domingo, 26 Mayo 2013 23:00

Escrito por Pedro Gordo

Con pocas horas de sueño en el cuerpo, me levanté y salí en busca del momento florido de cada campeonato. Ya tenía yo controladas unas florecillas, no muy lejos del hotel, pero me salió mal, eran de esas que se le caían las hojas enseguida. Tuve que cambiar los planes y robar otras que estaban cerca y que eran más bien una ramita florecida. Llamamos a todas las chicas y las convocamos en la habitación de las delegadas y allí realizamos la entrega de las medallas que nos habían dado el día anterior, y de la ramita florecida de las campeonas (bueno esta fue la entrega privada ya que los medios de comunicación de Pedro y Toni estaban convocados a las cinco de la tarde para hacer la entrega pública antes de coger el bus de salida.

Fuimos a desayunar lo que nos habían dejado los demás, que no era mucho, pero bueno el sueño que tenía nuestro cuerpo hacía que no notásemos el hambre. Después recogimos todo ya que había que dejar las habitaciones, y dejamos las maletas en una sala, la misma donde nos habían dejado estudiar el día anterior. La mañana fue dedicada al ocio, en dos grupos: el tendero y el deportista. El primero de ellos, con Merion y Belén partió hacia las tiendas, otra vez, para realizar algunas compras, y es que siempre que viajas con chicas parece como si en Palma no hubiese tiendas de ropa. Bueno seguro que esto es algo de esas cosas que yo aún no he sabido entender, no todo lo voy a comprender. El segundo de los grupos, con menos miembros, me siguió a mi a ver partidos, aunque más bien parecía que estábamos tirados por la grada ya que nuestro cuerpo no estaba para nada.

La mañana pasó sin muchos movimientos y nos encontramos todos en la comida de nuevo. No os voy a decir que había porque ya lo podéis imaginar, siete tipos de ensalada, dos de pasta y una carne y yogures, muchos yogures. Tras la comida unas cuantas marcharon al centro comercial a tomar el habitual Mcflurry y otros pocos nos quedamos aperrangaos por los sofás del hall. Que vergüenza que dábamos. Pero era imposible dejar los ojos abiertos. La tarde pasó entre escritos de dedicatorias en fotos, camisetas, en el brazo de alguna... Y a eso de las cinco hicimos la entrega de medallas pública, con todos los medios de comunicación presentes: Toni, Pedro, Mª Antonia, Olympia... todos ellos acreditados... como padres de unas grandes jugadoras. Vicente tomó la palabra y fue presentando jugadora tras jugadora y luego al cuerpo técnico para irles imponiendo las medallas con tanto orgullo como cariño. Con la medalla colgada montamos al bus que José Luis se encargó de conducir hasta el aeropuerto de Barajas. Fue un camino muy corto o al menos así nos lo pareció.

En el aeropuerto comprobamos que de nuevo había problemas, no era el billete de Coloma, ni la maleta de Laia. Esta vez la que no aparecía era María Antonia, nuestra experta equina. Una llamada rápida al Crack del Aeropuerto y todo arreglado. La chica del mostrador alucinaba de nuestro poder. Y un servidor de nuevo, con gran sacrificio, tuvo que viajar en Bussines. Andábamos aún en estos avatares cuando apareció Thiago, el jugador del Barça y claro no se escapó de pedirnos que nos hiciésemos una foto con él, normal se había enterado que Romay también nos lo había pedido. Aproveché para recomendarle que tuviese cuidado con Florentino que seguro que le sacaba la servilleta con los millones rápido, para ficharle. Él se partió y además partió.

Nos costó llegar al avión porque en el control querían detener a Viki, a la que de hecho le quitaron el champú, la colonia, el gel... la señora policía que hizo la compra sin pagar. A mi me quisieron quitar unos dulces que traía para mi amada comunidad, pero le dije que aunque se llamaban borrachuelos no contenían líquido y tuvieron que dejarme pasar. Al fin estábamos en la puerta de embarque y nos avisaron de que había un pequeño retraso lo que nos dio tiempo para darle al chocolate, las galletas, la cocacola... El vuelo empezó como la temporada, movidito, con turbulencias, acongojándome un poco como si llevase una pajarita en el cuello. No fue para tanto llegamos triunfantes y esta vez si estaba la maleta de Laia. La expedición cantaba: "si si si, la maleta ya está aquí".

Era el final. Unimos nuestras manos para hacer el último grito de este gran equipo. Un, dos, tres, Bahía San agustín. Después abrazos, ojos llorosos, palabras bonitas y cada una a su casita con su mamaita, menos yo porque la mía está un poco lejos. Todos desde la cama mandamos los últimos mensajes de agradecimiento hasta que el cansancio y el sueños nos vencieron, y no lo tuvieron difícil porque estábamos bastante perjudicados todos tras esta gran experiencia, una más de este equipo.

Y ahora si que si, ahora es el final definitivo de este equipo, pero como ya hemos dicho muchas veces este equipo no tiene final, ya es eterno, ya estará para siempre dentro de nuestro corazón porque ha llenado de ilusión y alegría nuestras vidas durante muchos meses y lo seguirá haciendo cada vez que lo recordemos. Gracias a todos los que de una forma u otra habéis formado parte de él. A los familiares y aficionados que nos habéis apoyado siempre, que habéis disfrutado a nuestro lado como actores principales, que lo habéis dado todo para que vuestras hijas fueran felices, aunque eso haya supuesto que los bolsillos os hayan quedado más vacíos y vuestras gargantas perjudicadas. A las jugadoras ya os he dicho tantas cosas que seguro que me repetiré pero que no sabéis lo feliz que soy al ver como un grupo de jugadoras, que seguramente no sean las mejores, se han convertido en un equipo donde cada una ha aportado su granito, por pequeño que fuera, para hacernos grandes a todos. A mi me encanta ganar, supongo que os habéis dado cuenta, pero hacerlo con gente que se supera como vosotras eso es lo más. Sentiros orgullosas de lo que habéis conseguido y ya sabéis cual es el camino para repetirlo. No os olvidéis nunca de lo que hemos sido ni de cada una de las personas que os ayudaron a conseguir que vuestro sueño se hiciera realidad. No estéis triste por lo que dejáis atrás, sino orgullosas de lo que habéis conseguido y volved a ilusionaros rápido, porque os aseguro que cuando cumples tu sueño ya no puedes dejar de pensar en volverlo a repetir. El futuro os abre nuevas puertas, nuevas ilusiones por las que luchar. Es cierto que hemos llegado a la cumbre, pero sabéis qué, a lo lejos se divisan otras montañas más altas que escalar y ese será vuestro reto ahora. Algunas iréis de la mano, otras subiréis por otra cara de la montaña, otras estarán en otra montaña y algunos observaremos desde la distancia dispuesto a echar una mano si es necesario. Pero lo importante es escalar siempre, poco a poco, pero sin parar.

Suerte para todos en la vida, me conformo con que tengáis la suerte que merecéis porque es mucha. Sed felices, sabiendo que la felicidad no viene por si sola, sino que hay que ir a por ella, soñarla primero y hacerla realidad después.

Gracias.