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Categoría: Cadete femenino A

Publicado: Martes, 29 Mayo 2012 23:00

Martes 29 de mayo. 15:30 h.:Temprano, las 6:45 horas, y con la fresca comenzaba un nuevo día. Lo de la fresca (no se refiere a la vecina de la habitación de al lado) es un decir porque vaya calor que hemos pasado por estas tierras. Y eso que hubo algún profeta que vaticinó: "llevad ropa de abrigo, que en Huesca hace mucho frío". Mejor que se dedique a otras cosas porque las artes adivinatorias no son las suyas.

El día nacía con un cierto sabor a melancolía porque podríamos estar ante el último partido de este equipo, mezclado con ilusión por hacer algo grande. El rival no era de los que dan susto, sino de los que dan pánico.

Era el Sant Adriá, un catalán, y ¿quién ha visto alguna vez un catalán malo. Pero ahí estábamos nosotros de nuevo, con nuestras limitaciones pero sin nada que envidiar a nadie. Qué habíamos de envidiar nosotros que habíamos conseguido construir una Bigfamily de un grupo de desconocidos, o que habíamos hecho un equipo campeón de Mallorca y Baleares de un grupo de jugadoras de las consideradas de segunda fila, o que habíamos superado todo un rosario de lesiones, o que habíamos ganado un campeonato de Baleares en la pista de nuestro máximo rival y consiguiéndolo de la forma más complicada...

Minutos antes del inicio del encuentro, cuando algunos aún estaban debajo de las mantas, y otros iniciaban su tarea cotidiana, nos reuníamos en el vestuario. Posiblemente fuese nuestro último partido y este equipo que ha estado siempre en lo alto a base de trabajo y de esfuerzo, no podía acabar mal, tenía que acabar volviendo a disfrutar con el esfuerzo de cada uno de sus componentes. Y con la idea de hacer un gran partido salimos a la pista. Me encontré con José el Adrianense, que por supuesto iba a animar a los suyos en el día de hoy y decidí sacarle algo, o el partido o la comida. Quedamos que la comida la pagaba el que ganase, por supuesto no os quepa duda que la hubiese pagado yo con gusto.

Esta vez si, las nuestras salieron a mostrar que si querían ganarnos tendrían que sudar para hacerlo. Y comenzó el partido con dos triples seguido de Ainhoa que dejaba claro que estábamos en el partido. El rival no era una broma, era un equipazo, capaz de destrozarte en un minuto si bajabas los brazos. Rocío les hacía daño dentro de la pintura y Sofi metía cada tiro que probaba. La presión no les valía para nada porque Martita se metía por cualquier rendija y una y otra vez los rompíamos. El primer cuarto acaba un punto arriba para nosotros. El guión del segundo cuarto fue aún más favorable para nosotros y llegamos a alcanzar una máxima diferencia con un rotundo 34 a 23. Algunos no daban crédito a lo que estaban viendo, más de uno de los que lo seguía por la transmisión televisiva de la web tuvo que lavarse la cara pensando que no veía bien. Al descanso nos vamos con un 34 a 29 que hacía suponer que la segunda parte sería muy complicada. La segunda parte comenzó con el equipo Adrianense lanzado y un 2 a 15 de salida que nos ponía por detrás en el marcador y que parecía acabar con nuestra ilusión. El cuarto acaba con dos triples consecutivos de Marta que nos pone a tan solo tres puntos. Quedaba un cuarto y aún estábamos en el partido. Que se podía decir, pues nada más que una vez más nuestras chicas nos hacían sentir muy orgullosos de pertenecer a este equipo. Pero ahí apareció la muñeca de nuestras rivales que nos endosaron cuatro triples consecutivos, abriendo brecha en el marcador. Pero las nuestras no habían dicho aún la última palabra y lo seguimos intentando hasta el final. No fue posible, el resultado fue injusto, catorce puntos abajo, para lo visto en la pista, pero está claro que en estos niveles no basta sólo con el pundonor.

Así acababa la historia deportiva de este equipo que no es que haya sido grande, es que se ha hecho grande a si mismo. En los años que llevo entrenando creo que no había visto nunca una superación como la que han ido haciendo gracias al trabajo de cada una de ellas y sobre todo al gran corazón que han puesto en todo lo que trabajábamos. Decir además que el equipo se lleva un premio grande a través de su jugadora Rocío que ha acabado como la mejor reboteadora de la primera fase y la cuarta jugadora con más valoración, una alegría para todos nosotros. Al final del partido alguna lágrima, por ver que algo tan bonito se acababa, pero muy satisfechos de todo lo que hemos conseguido. La organización nos obsequió con unas fotos de equipo para todas las jugadoras y unas medallas conmemorativas. Nuestro equipo quedaba situado en el puesto veinticuatro de la clasificación final, con lo que podemos decir con orgullo que las últimas dos temporadas el Cadete Femenino de BSA ha quedado clasificado entre los veinticinco mejores de España. Casi na.

Nuestros cuerpos estaban cansados y tras la comida algunas decidieron recostarse mientras otros, a los que aún nos había sabido a poco básquet lo vivido, regresamos al pabellón para poder seguir las evoluciones de los demás equipos. Así pasó la tarde entre siestas, partidos y tiendas.

Para la noche habíamos acordado ir a cenar por el pueblo y tomarnos la noche con tranquilidad ya que al día siguiente no había partido y por tanto no habría que madrugar tanto. El inicio de la fiesta fue en el hall del Hostal, centro de nuestras operaciones. Primero las jugadoras me hicieron entrega de una foto de un momento de los partidos de estos días. Después hicimos la entrega oficial de medallas del campeonato. Al grito de Jordi Senior cada jugadora recogió la suya: "con el número 4 Pilarrrrrrrrrrr, con el número 5 Trujiiiiiiii..." y así hasta dárselas al cuerpo técnico. Tras el magno homenaje sólo faltaba compartir los manteles, o eso pensaba yo, pero había más sorpresas guardadas.

Las jugadoras eligieron comida sana, ya se sabe quieren estar listas para empezar un nuevo proyecto deportivo. Por eso se marcharon a un Kebab y después pasearon las calles hasta llegar a la plaza donde estábamos los mayores. No es que tuviesen muchas ganas de vernos, es que al lado había una heladería de lujo y querían hacerse partícipes de sus productos.

La cena de los adultos, aunque también estaban Lucía, Belén y Jordi Jr, fue ligerita, a base de unas tapitas oscenses, poca cosa: jamoncito, butifarra, bravas, calamares, choricitos al jerez... nada que provocase una mala digestión. En el transcurso de la cena se produjeron momentos de gran emoción, amenizados siempre con la banda sonora del campeonato, pinchada por el disk jake Alfredo y que lleva por título "Ey Cristina, se me está secando la colita" (interpretada por Jordi senior, ahí lo dejo). En primer lugar renovamos el contrato de nuestra delegada Belén, despedimos a nuestra ayudante Lucía que comenzará a caminar por ella misma trabajando con los más pequeños del club. En un momento determinado la cena se llenó de sentimiento. Rosa primero y Cristina después tomaron la palabra y el resto de la mesa los clínex. Hay que fastidiarse, que palabras más bonitas, que difícil aguantarnos las lágrimas, bueno algunas no las aguantaron. Hasta el cielo se emocionó y de repente empezó a caer un chaparrón. Afortunadamente Alfredo vale para todo y nos colocó las sombrillas quitasoles como sombrillas quitaaguas. La cena duró un tiempo prudencial mientras se departía con alegría, unos cantando otros hablando y Vicente por señas, y es que decidió emular al mudo de los hermanos Marx. En estas que sale la vecina del bar, una hogareña anciana del lugar, ataviada con bata de temporada y gorro quitafríos, y desde la entrada de su puerta gritaba "misu, misu". En ese momento nos alegramos de no haber pedido el conejo al ajillo, porque ¿dónde estaría Misu?

Parado el temporal acuático decidimos trasladar nuestra expedición hasta ese lugar donde hemos ofrecido nuestras copas a los dioses del básquet cada noche. Me refiero al bar de Gin y de Toni. Asustados quedaron cuando vieron a veintiséis personas entrar por la puerta. A las jugadoras las colocamos en una mesa esquinada que había en la parte superior de este precioso local. El dueño les dio cartas y otros juegos de interés turístico y así las tuvimos entretenidas. En la parte baja del local volvimos a alzar nuestras copas (la de Mallorca y la de Baleares) para brindar al son de los cánticos del Bahía. Alfredo nos abrió su corazón contándonos algunas de sus intimidades, tan dolorosas que no me atrevo a contarlas aquí. Mientras Rosa le calentaba la colleja de vez en cuando. El brujo Paco seguía a la suya, traduciendo las canciones del inglés al castellano. Vicente contó de nuevo su experiencia cuando un taladro le atravesó el cerebro y lucía absorta le tocaba la cicatriz en la cotorina, mientras pensaba cómo pudo ser aquello (ya te lo podemos decir Luci, nos quedamos contigo). Esta noche no estaba en el local la habitante más oriunda del mismo, la jeringas, seguramente se había tomado un día de descanso ya que la noche anterior estaba muy perjudicada. Tras miles de brindis decidimos despedirnos del antro en cuestión, para ello Jordi Jr. visitó una vez más la sala que más le gustaba del local y es que algunas personas tienen poco aguante y necesitan descargar muy a menudo.

Así habíamos terminado la última noche. Eso pensábamos. Era la una de la madrugada y mandamos a las chicas a sus habitaciones, cada una a la suya, cosa que algunas no entendieron bien. De ahí que al poco tiempo tuviese que organizar un paseo nocturno con un par de ellas que se habían "confundido" de habitación. Ciertamente el paseo, que no castigo, fue muy bonito, la noche era tranquila y fresca y departimos unas horas hasta que ya las ganas de ir a tumbarnos nos fueron venciendo. A eso de las tres dimos por acabado el día.