Entre chuletones
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- Martes, 25 Octubre 2011
Seguro que estamos cansados de ver los comentarios que siempre hay alrededor de un equipo de baloncesto. Comentarios que llegan desde los compañeros entrenadores (que fácil es llevar los equipos de los demás), desde los padres (casi siempre ven que su hijo lo hace bien), desde los equipos contrarios (con ganas siempre de que no consigas buenos resultados), e incluso desde los propios jugadores (que ahora resulta que en tres o cuatro años que llevan jugando son ya capaces de juzgar a su entrenador). En definitiva todo es un hablar por hablar, sumergidos en la ignorancia y el desconocimiento que da el no vivir día a día los problemas y los logros de un equipo, de no ver quien se esfuerza de verdad por el equipo o quien actúa siempre pensando primero en si mismo.
Y ahora podríamos decir que para entrenar un equipo de básquet hay que pasar olímpicamente de todos los comentarios que te lleguen. Pues bien amigos, yo pienso que el entrenador tiene que ser siempre humilde, tiene que estar siempre dispuesto a aprender, a cambiar todo aquello que no esté marchando por el buen camino. Y para ello hay que escuchar a todo el mundo, hay que quedarse con lo que de verdad sea constructivo, por mínimo que sea, porque eso nos ayudará a crecer como entrenadores.
No caigamos nunca en el error de creernos buenos, de creer que lo sabemos todo, de creer que lo nuestro es lo mejor, de creer que nadie nos puede enseñar nada. Hay que escuchar a todos, estar siempre abiertos a compartir un rato de charla sobre básquet y no tener miedo a compartirlo con unos padres, con unos colegas entrenadores e incluso con unos rivales. Todos nos pueden enseñar algo, de todos podemos aprender. Y si no es así, al menos habremos disfrutado de un rato de amistad y de un buen chuletón.