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Categoría: EBA

Publicado: Domingo, 05 Junio 2011 15:18

05/06/11 - "Hay una deuda pendiente y una nueva temporada para cobrarla. ¿Por qué no?". Parafraseando al mejor entrenador del mundo del deporte del balompié finalizaba la crónica del último partido de la temporada pasada, el de la derrota contra Ciudad Real que nos dejaba fuera de competición. Ayer Maties Cerdà y los suyos, un año después, respondían a la pregunta y lo hacían en el mejor escenario posible, un Toni Servera con el mayor lleno de su historia y con un enorme partido ante un gran equipo.

Faltaba una hora para el inicio y el Toni Servera ya denotaba lo que iba a ser una fiesta. Los jugadores de los equipos base, los de la gran familia BSA, no fallaban y poco a poco iban llenando los asientos a pie de pista, enfundados todos en las camisetas negras con las que el 'Consorci Platja de Palma', en un gesto de agradecer, participaba en el gran día.

Era un día especial, como también lo era el motivo para adquirir la entrada. El euro de la misma iba destinado a Iván Pastor, el alumno de La Salle que padece una rara enfermedad, la histiocitosis. Nadie falló, todo el mundo, en un ejemplar gesto, pasó por taquilla siendo muchos los que abonaron mucho más del simbólico euro pedido.

Como dice el tópico, el ambiente nos daba los primeros dos puntos. Los de verdad llegaban en la primera jugada. Sanborn recogía un rebote ofensivo y empataba la eliminatoria. La responsabilidad era máxima, y así se reflejaba en la pista donde los nervios de ambos cincos llevaba a una sucesión de errores infantiles. Otro rebote en ataque del americano abría la lata y la primera ventaja llegaba con el 9 a 2 tras triple de Toni Cañellas. Era el buen comienzo deseado, pero enfrente estaba un gran equipo, ya lo demostró en la ida. Poco a poco entraban los gallegos en el partido y no dejaban ir a más las ventajas locales. Un triple de Berto García abría algo la brecha al cerrar el primer cuarto y dejaba un esperanzador 18 a 12 en el luminoso ante la algarabía de la grada.

Un 0-6 de salida en el segundo cuarto aplacaba los ánimos y adelantaba a los gallegos. La cosa no iba a ser fácil. La entrada de Adón daba un plus al ataque del Marín ante la 'ausencia' ayer de su estrella Atoyebi y les permitía mantener el partido igualado e incluso obtener la máxima ventaja, 26-29, tras tres tiros libres de Sergi Riera. La lógica llamada al orden del técnico local surtía efecto y la tripleta exterior ayer, Rodríguez-Domínguez-Cañellas, ante la cuasi ausencia de Llompart y Corbacho por lesión, encontraba los agujeros en las defensas alternativas de Quino Salvo y encadenaba un parcial de 12 a 1 que llevaba al descanso con un 38 a 31 más tranquilizador.

El descanso daba un respiro a los corazones y, sobre todo, a los oídos, otorgando el protagonismo a las chicas de Pedro Gordo. Las cadetes, tras su magnífico papel en el Campeonato de España, recibían un merecido homenaje y eran obsequiadas con un ramo de flores por el presidente Guillem Boscana.

Tras la reanudación, cuatro puntos consecutivos de salida de Goyo Domínguez colocaban la psicológica cifra de la decena entre ambos equipos. Marín empezaba a sufrir y sólo las continuas idas a la línea de tiros libres (13 de 14 anotados en el cuarto) de Adrián Rodríguez y Adón mantenían con vida a los suyos. Goyo Domínguez también colocaba la quincena (53-38) y se erigía en protagonista del cuarto. El partido parecía romperse pero un parcial de 0-10, liderado por Adón, devolvía la incertidumbre a la eliminatoria. Sergio Rodríguez, como casi siempre, aparecía cuando más falta hacía y encadenaba 5 puntos y una asistencia magistral a Alzamora que devolvían la decena con el 60-50 que cerraba el cuarto.

Llegaba la hora decisiva, la de los valientes. Un año de trabajo en juego con el fantasma de Ciudad Real en el aire. Pero este equipo no es el del año pasado, su solvencia es máxima como ha demostrado toda la temporada, y ponía en pista lo mejor de su repertorio. Apretando los dientes en defensa y maniatando a un excelente equipo ofensivo llegaba la eclosión. Carlos San Emeterio cogía la manija del equipo y el equipo empezaba a volar. Volvían los quince tras un tiro libre de Sanborn, 67-52 a falta de 7:17, pero ya no veríamos respuesta gallega como en el cuarto anterior.

Marín sufría ante la avalancha local y con el recurso de llevar al rival a los tiros libres intentaba parar el partido. Pero la ventaja era demasiada para un equipo dispuesto a no dejar escapar el premio ansiado durante mucho tiempo. Dos tiros libres de Biel Torres ponían los veinte puntos de diferencia en el marcador, 81 a 61, y el Toni Servera, ola incluida, lo nunca visto, se venía abajo. Se tocaba la LEB con los dedos. Un triple, también de Biel Torres, cerraba el partido y desataba lo locura en una pista que finiquitaba una temporada inmaculada.

Cuatro años de sufrimiento, mucho trabajo y poco premio, se iban con el postrero triple de Torres y daban paso al éxtasis y la fiesta total con una afición desatada invadiendo la pista y compartiendo con los jugadores unos momentos inenarrables y que se ansiaba fueran eternos. Un gran colofón a una magnífica temporada que para este equipo en particular, y el club en general, será escrita en letras de oro en nuestra historia.

Un premio merecido.

Merecido para unos jugadores que han mantenido la unión dentro y fuera de la pista y han soportado la presión de tener que ser los mejores todo el año. Su magnífica ética de trabajo lo ha hecho posible.

Merecido para dos técnicos, Maties y Martí, que han sido fieles a un estilo de juego atractivo, pero complicado, y lo han llevado a las últimas consecuencias, sacando lo mejor a una plantilla de doce grandes jugadores que reclamaban su espacio y que han sabido gestionar magníficamente, junto a sus fieles asistentes, Jaume, Miquel Angel, Pedro, Rosa y Xisco.

Merecido para una afición que ha respondido cuando se la ha llamado y ha aportado todo su calor en los momentos difíciles. Gran parte del éxito es suyo. La estampa de un abarrotado Toni Servera y totalmente volcado con los suyos le da un valor doble a lo conseguido. Nunca lo olvidaremos.

Merecido para una directiva, un grupo de amigos, que ha trabajado duramente para que las condiciones que requiere un entorno tan complejo como es nuestro club, del que el EBA es la imagen más visible, fueran las mejores. Muchas horas de trabajo totalmente desinteresado para una labor sin la cual no podríamos estar donde estamos.

Y, sobre todo, merecido para una persona que llevaba persiguiendo el sueño mucho tiempo. El 'alma mater' de la gran familia del Bahia San Agustín, Guillem Boscana. Su ilusión por el baloncesto, su pasión por el club, ejemplo para todos, se ha visto recompensada de tantos malos momentos y decepciones pasados con una temporada inolvidable que ha puesto a unas siglas, BSA, en lo más alto del baloncesto insular. Sus dos familias, Araceli, Juan Carlos y Cristina, y el club, pueden sentirse orgullosos de su esposo, padre y presidente.

No podemos olvidar el agradecimiento a todos los patrocinadores, los de grandes aportaciones que han hecho posible disfrutar de tan grandes jugadores y los pequeños, los que con su pequeño cartel ayudan a que el día a día sea menos duro. A los colaboradores desinteresados que siempre han estado cuando se les ha necesitado (¡¡ gracias Richard !!) y a los padres y madres de todos nuestros jugadores por confiar en nosotros la educación deportiva de sus hijos y ayudarnos a hacer un club más grande.

Como decían Maties y Martí a sus jugadores: "La realidad puede ser mucho más bonita que un sueño"

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